sábado, 16 de enero de 2010

MEDIOS DE COMUNICACION

Roma es la primera cultura en que la información transmitida era importante para el poder. Los antecedentes de la prensa escrita se remontan a la antigua Roma, donde la primera publicación periódica conocida fue, el “Acta diurna populi Romani” o “Acta diurna Vrbis”, una hoja de noticias en formato cartel, que, por orden de Julio César, entonces, cónsul, se publicaba diariamente y se colocaba en distintos lugares de acceso público del Foro, bajo el cuidado de los legionarios.

Hay registros de actas de noticias aparecidas alrededor del 131 a.C. pero no fue hasta el año 59 a.C. que este boletín informativo con los acontecimientos oficiales se empezara a redactar de forma periódica.

Inicialmente, el “Acta Diurna” publicaba resultados legales y edictos, pero posteriormente no solo informaba sobre edictos, sino también noticias de sociedad como bodas, nacimientos, muertes legales, sucesos y rumores de interés popular. También aparecían algunos avisos publicitarios, como, por ejemplo, ventas de grandes lotes de esclavos.

Era realizada por los “Diurnaii”, que serían el equivalente a los protoperiodistas actuales.

Para evitar falsificaciones o alteraciones eran realizadas en metal o piedra, desafortunadamente ninguna acta sobrevivió el paso del tiempo, pero se conservan copias en papiro realizadas por escribas.En sus principios solo se publicaban en Roma, pero después, los particulares realizaron copias manuscritas en papiro, pero también fueron copiadas en serie, todo o parte de estas actas, hasta el punto que se genera un cierto volumen de negocio con el reparto de estas copias por todas las provincias, extendiéndose así por todo el Imperio. Estas copias eran vendidas en establecimientos públicos, aparte de ser colocada en tablones por todas las ciudades.

Uno de los grandes instigadores de estas copias fue Cicerón. Consciente del valor de la información como instrumento de poder, Cicerón se rodeó de buenos informantes que le mantuvieran al tanto de lo más importante cuando él no estaba en la ciudad imperial. Existen varias cartas de M. Celius Rufus, un plebeyo que fue corresponsal de Cicerón en Roma mientras él era Cónsul en Cilicia. Seguramente todos los cargos públicos establecidos fuera de Roma mantuvieron corresponsales similares.

El éxito del “Acta Diurna” era importante y la información que aparecía, era controlada por el poder, adaptando las noticias a los intereses políticos de sus editores, convirtiéndose así en un gran medio propagandístico del mismo poder.

Bajo el mandato de Julio César también se hizo público el “Acta Senatus”, un boletín privado donde se recogía la información realizada por el Senado. De este modo las noticias del Senado podían ser revisadas por un público en general.

También existían otras formas de comunicación en la antigua Roma, los “Praeco” eran pregoneros que recorrían la ciudad comunicando noticias oralmente. Existieron también otra clase de pregoneros, como los “Strilloni” que comunicaban información y publicidad comercial y los “Subrostani” que vendían la información que poseían, como lo hacen las agencias de noticias actuales. Eran los “Subrostani” según cuenta Horacio, “quienes completaban la información para los interesados, las noticias sólo sugeridas o calladas o breves de las actas públicas, y hasta fueron, probablemente, autores de libelos, a encargo, por ejemplo, de Tibero”

Otras publicaciones romanas eran los “Annales Maximi”, donde se recogía lo más importante que había ocurrido durante el año: actos de poder, batallas ganadas, conquistas, logros… Después apareció el “Acta Pública”, que trataba sobre logros comerciales, nuevas legislaciones… muy parecido a los “Annales” pero cambiando de periodicidad.

A pesar de todas las publicaciones aparecidas, en Roma, no existía la libertad de información, debido a que el poder controlaba todos los medios de comunicación.

De los grandes nombres que nos ha dejado Roma como por ejemplo, Virgilio, Horacio… la gran mayoría de ellos trabajaba para el poder y los disidentes, como por ejemplo, Ovidio que puso en cuestión el poder imperial, eran castigados.

Algunos libros publicados, como por ejemplo los libros de magia, estaban prohibidos y eran quemados todos los ejemplares que se encontraban.

También los libros de profecías estaban prohibidos, pues eran considerados una forma de censura al poder. Todo el que no respetaba la figura imperial era castigado con la pena de muerte. En la Edad Media el género periodístico usado en Roma fue abandonado totalmente.

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